Ayer asistí a una clase de disección del arco
iris. Bueno, vale, no era una clase, era la presentación de un libro de poesía.
La vida se resume en seis o siete colores, los que forman el arco iris, que dan
tono a nuestras emociones. Eso era la base del libro. Descuartizando los
colores, buscando su esencia y explicando la vida, más bien el amor, a través
de ellos. Bien, pasando por nigérrimo o el violeta, el verde, azul y rojo y todos los restantes
que no me sé que salen fruto de la poética refracción de la luz al atravesar
las gotas de agua, me di cuenta de que la vida, explicada en colores, no se
parece nada al arco iris. Para mí sería más parecido a esto:
Sí, un cuadro de Jackson Pollock. ¿Veis
vuestra terrible infancia, arriba a la derecha? ¿O alguna de aquellas
aleatorias anécdotas? Creo que están por el medio. Sí, oh, la vida es de
colores. El negro de la muerte, el rojo pasión, el verde de esperanza… y el
castaño de tu pelo, el azul turquesa, el gris hojalata o el color número 123 de
la paleta de colores de Photoshop. Juntémoslos todos, pintemos nuestros
recuerdos a pinceladas y seguramente salga la imagen más caótica que podríamos
imaginar. Nuestra idealizada existencia se desmorona en un cuadro de Jackson
Pollock. Pero para la autora de ese libro sólo existían seis o siete colores (¿cuántos
tiene el arco iris?).
Voy por partes. El caso es que había ido a la
presentación de un libro de poesía. La “original” idea del libro era ordenar
los poemas a partir de los colores que he dicho. Bueno, sólo decirlo me parece
una cursilada. ¿A quién se le ocurre descuartizar el arco del cielo y
reordenarlo con poemas enganchados, no sé ni si con mala cola, y expresar algo…?
No sé. Lo único que me sirvió de todo aquello es que empecé a pensar. Sí,
estaba de acuerdo, al menos, en que el poeta es una clase de pintor que utiliza
palabras como pinceladas. ¡Pero no los colores del arco iris! Voy a mirar al
cielo, un día después de llover, y queda representada la vida. Luego me pongo a
cantar “Somewhere over the rainbow” y todo se vuelve de color rosa.
Jackson Pollock. Pensé en la manera de
representar la vida por medio de la pintura. Y creo que la vida debe de ser
algo desordenado, inexplicable, aleatorio, caótico. Es curioso saber que hay
estudios sobre la obra de Pollock que demuestran que sus obras siguen,
asombrosamente, un orden matemático. Sus obras son fractales, es decir,
sucesiones infinitas como las ramificaciones de un árbol o la estructura de los
copos de nieve.
Si nos ponemos a pintar la vida, seguramente
acabemos manchándonos de muchos más colores que los propios del arco iris. Quizá
debamos agujerear los botes de pintura y pasear por encima del lienzo para
tratar de ser lo más objetivos posible. Lanzar salpicaduras de colores
aleatorios y buscar el caos.
Jackson Pollock: https://www.youtube.com/watch?v=CrVE-WQBcYQ
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