Hay personas que te turban, que
te inquietan, por las que te sientes extrañamente atraído, atraído por su
mente, por su ser que ahí dentro yace en el mismísimo fondo de la tormenta;
y buscando un pequeño intercambio de palabras estúpidamente sueltas cualquier
cosa con afán de parecer mínimamente interesante. Esas personas pueden ser aún
más estúpidas que las palabras que has soltado para cautivarlas. Pero te da lo
mismo, solo quieres saciar la curiosidad del espíritu, algo así como una sensual
conexión entre almas que no puede estar más alejada de la carne, de la mera
atracción sexual. Es un bello paseo entre almas libres e inocentes, sensibles criaturas que aún buscan su lugar en este mundo y se confortan al encontrarse en la misma situación.
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