martes, 5 de mayo de 2015

Las mentes inquietas y las personas tranquilas.

Decididamente, creo que soy de mente nerviosa. Aunque esto choca de frente con la calma aparente con la que llevo todas las cosas. Eso no es que no tenga prisa, más bien creo que soy de naturaleza distraída, que tengo muchas ideas en la cabeza y mi atención va más hacia dentro que hacia fuera. Por eso soy de mente nerviosa. Porque muchas veces acabo sorprendiéndome traqueteando con los dedos sobre la mesa y mirando al infinito y apurando las horas del reloj mientras escudriño cualquier conflicto interno. Luego, por fuera, parezco un tranquilo. Así que, decididamente, creo que soy nervioso hacia dentro, no hacia fuera. Me es más reconfortante que no haya demasiado movimiento a mi alrededor, eso me pone nervioso, me inquieta (aunque depende del tipo de movimiento). Eso también puede significar que sea sensible al ruido, aunque entonces no lograría explicar el porqué de mi habitual impuntualidad, aunque tampoco tiene relación con el ruido, claro. Supongo que un “nervioso externo” se apuraría siempre para llegar a la hora que le reclaman. En cambio, yo no encuentro el momento para dejar de hacer las cosas que estoy haciendo y lo apuro al máximo hasta el punto que acabo llegando tarde. Luego se me acusa de calmado. Bien, pues calmado externo. No interno. Porque por dentro siempre estoy inquieto. Luego me sorprendo soltando dichas inconexas e incoherentes con la situación. “Qué día más bonito”. Pero el día es que es bonito. Ahora bien, el tener una mente inquieta o el traqueteo de los dedos y el no estarse quieto no significa, necesariamente, hacer las cosas rápido. No. La rapidez no va asociada. La mente inquieta y nerviosa tiene que analizar y darle mil vueltas a las cosas (también es bastante autónoma y presta poca atención a las cosas que no le interesan) y eso lo retarda. ¿Eso quiere significar constancia? Pues no lo creo. Tampoco me considero una persona constante y perseverante, más bien “voy a golpes”, como me dijeron un día. Impulsos internos, nerviosos y lentos, no perseverantes. Y con lo que he dicho de autonomía, pues bien, sí. Me pone nervioso que me metan prisa en aquello que no tengo prisa. Estoy mirando la pared y pensando en alguna cosa, no me metas prisa, no soy un calmado, solo tengo una mente inquieta y esa inquietud no pienso dirigirla a cosas que no me interesan lo más mínimo, no es que sea un procrastinador natural o un tranquilo, en el sentido casi malo, solo quiero ir a mi aire.

1 comentario:

  1. Me alegra encontrarme con mentes inquietas y distraídas :)
    Gracias a ti

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