jueves, 22 de mayo de 2014

¿Sueñan los androides dentro de libros electrónicos?

Entro en una librería. Veo libros, muchos libros. Pero a mi me interesan los pequeños y escurridizos, los que se malgastan con el tiempo y dejan ver los vestigios de su paso por tus manos. Y son baratos. ¿A qué huelen los libros? No lo sé, supongo que a humanidad. Huelen a que te contarán una increíble historia. Huelen a una mancha de tomate de la comida de antes o a una gota de sangre que se te ha caído de la nariz (y es que a mi me ha pasado).

Entro en una librería. Veo libros, muchos libros. Me vuelvo loco y pienso en cuantas vidas debería vivir para leérmelos todos. No salen las cuentas y decido intentar subdividirme y que me salgan dos cabezas. ¿A qué huelen los libros? Yo soy de esos que hunde sus fosas nasales entre las páginas a ver qué le suscitan. Qué estímulo capta. Y es verdad que puedes palpar el granillo de las hojas de cada edición distinta. Y si es viejo y las hojas son amarillentas-anaranjadas, huelen a historia vieja y son aún más interesantes. Voy a una librería de viejo dispuesto a sumergir el hocico en cuantos libros pueda. Remuevo sus páginas, las paso rápidamente por delante de mi. Empiezo a leer la parte trasera pero no acabo porque tengo cuatro libros más en la otra mano y, ¡mira este! Cojo otro.

Entro en el metro. Veo libros, muchos libros. Veo tablets o libros electrónicos de esos de color blanco tan falso de sus hojas de bits. Cuando veo gente leyendo libros corrijo mi postura suspicazmente mientras estoy apoyado en el plano de las líneas del metro para alcanzar a descubrir el título de la obra. Cuando veo gente leyendo tablets o libros electrónicos de esos de color blanco de las hojas tan falso… Ey, espera. Si no puedo descubrir el título. Miro por arriba, por debajo. Bien, creo que lo pone arriba, en la parte de arriba de la hoja, muy pequeñito. Pero no huele, ¿no? ¿A qué huelen los libros electrónicos? ¿Sueñan los androides dentro de libros electrónicos?

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