lunes, 12 de enero de 2015

Por un grito que diga que estamos vivos.

“…nutrir con la literatura ese grano de locura que todos llevamos dentro”.

Voy a cantar a la mediocridad porque tenemos el derecho legítimo a ser improductivos. Voy a gritar hasta rasgar las cuerdas vocales; supongo que es más airoso para el alma.

El abatimiento es lo único que esparcen desde las cimas. Eso y luego la belleza no existe, se olvida. Cae el espíritu en el pozo de la inutilidad práctica. Leed, ved, escuchad, pintad y oíd y pensad y fijaos en las esquinas de las habitaciones que no tienen gracia, porque todo eso no sirve para nada.

Pues yo prefiero oír el chasquido de una rama al pisarla con una de mis botas y quedarme atónito con ello, fundirme en el minúsculo instante en que se produjo el ruido, porque eso no vale nada. Yo prefiero salir corriendo, desnudo, con las manos en el aire y llevando conmigo una horda que entone una canción de esperanza. “Para mí resulta útil que el primer verso rime con el segundo”. Como un atardecer que empapa las conexiones nerviosas de cualquier ser engendrando una lágrima.

No os canséis de no servir para nada. No os canséis de nada. Porque el alma humana está en lo ínfimo, no en lo majestuoso. Oíd las voces de vuestros amigos. Reíd con ganas y llorad de pena, de alegría, de rabia. Desnudos lloraréis y abrigados seguiréis llorando. No lo olvidéis. ¿Y para qué? Para nada. Como una sonrisa que apunta como un rifle. Como una flor que se desangra con una ráfaga. Como un libro que se pudre, roído por las lecturas, en una estantería empotrada. Como tú y yo y nuestras miradas. Como aquel perdedor que pintaba en una esquina. Como aquella de ahí que miraba las estrellas y meditaba. Como la curiosidad insana por saber, por saber y saber y no llegar nunca a nada. Por esa curiosidad insana. Por la belleza de las cosas banales. Por eso, joder. Por la trascendencia de las cosas banales.

No olvidéis que eso es lo que realmente nos hace estar vivos y no acumular mierda encima de mierda. Eso sí que es inútil; con tantas cosas encima ya no podremos echarnos a volar.

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